Hinnom's Valley # Confirmación afiliación Elite

Hinnom’s Valley nació producto de la necesidad de los colonos de resguardarse de los azotes de la Naturaleza, de enfermedades y del ataque de los salvajes. En un inicio fue una avenida principal junto a la cual se posaban casas, después se estableció como pueblo y, más tarde, se convirtió en una ciudad en toda regla. Podría decirse que el mayor orgullo de Hinnom’s Valley es su gente. Humildes campesinos y artesanos trabajadores, enamorados de su tierra y de la patrona de su valle: Hinnom, una joven que emergió del barro como un milagro.

Esta belleza sin igual fue acogida por todo el poblado, adorándola como a un becerro de oro. A ella se le ofrecieron las fiestas de Samhain, Bricriu y Beltayne. No había quien no la quisiera, y por encima de todos ellos, hubo alguien que la amó mucho más: un caballero oscuro proveniente del Imperio Español. Jamás un ente nocturno sintió algo parecido por otro ser vivo. El vampiro enamorado le ofreció como hogar el castillo, la sumergió en las gélidas caricias de la mortandad y le prometió que compartirían juntos el resto de la eternindad. Así, pasaron cientos de Lunas hasta que encontraron el cuerpo de la bella muchacha yaciendo inerte a orillas del río. Nadie supo nunca qué le ocurrió; tan sólo, que sus dorados cabellos se tornaron blancos y en sus amoratados labios había esbozado una débil sonrisa.

De aquella última madrugada, él recordó ofuscado la ingenuidad de sus anhelos y contuvo el deseo de destruir todo aquello que, en aquella misma alcoba, rodeaba su inmundicia. A la tenue luz de un candelabro, el príncipe siniestro rasgó, una y otra vez, cada pergamino incomprensible tratando de narrar su historia y lo que ocurrió con Hinnom aquella tarde de paseo por el río. Quiso hablar de la maldición que ella le enterró en el pecho y del ser tan despiadado que en el último momento se descubrió que era. Mas no lo hizo, no había demasiado tiempo para lamentaciones inútiles, así que prefirió lanzar una advertencia a cualquier ser viviente que pisara Hinnom’s Valley:

“La tierra que está pisando vuestra merced en estos momentos no es común; y menos es parecida a cualquier otra que haya conocido o de la que haya oído hablar. Ha de saber que el valle está vivo. Siente cada uno de sus pasos, le guía, lo acompaña y le conoce más allá de lo que lo hace V.d. mismo.

Este lugar es... es algo indescriptible, es una de esas cosas, es... Una mujer. Ella le seduce, le deja que se enamore y luego le da una puñalada trapera por la espalda. Eso es lo que hace la muy... bruja, la muy animal, la muy zorra. Entonces vuestra merced la odia, como yo la he odiado, y justo cuando piensa que ya la tiene acorralada, la ciudad le abrirá su enorme corazón podrido. Y lo único que sé ahora es que no podrá soltarla, que no puedo soltarla, porque es suya, y es mía, hasta la última alcantarilla...”

A día de hoy, Alejandro Estuardo, el primer vampiro en llegar a Hinnom’s Valley todavía permanece aquí tras el agitado rodar de cientos de años. Se encuentra atrapado, unido a la ciudad por aquel conjuro que la muerte de su amada había desatado. Asimismo, ha sido testigo del influjo que esto ha ejercido sobre sus habitantes, los cuales se ven incapaces de abandonarla, de sacarla de sus pensamientos o de no añorarla cuando están lejos. Incluso hay quien explícitamente solicita que sus cenizas sean esparcidas en el valle. Pero, lo cierto es que la ciudad también despierta pasiones peligrosas. Miles de vidas se han cobrado las guerrillas por su custodia. Alejandro Estuardo ha sido testigo.